Este gesto no es solo una elección nominal, sino un guiño a la historia.
León XIII, nacido como Gioacchino Pecci, fue una figura emblemática de la Iglesia moderna: publicó la influyente encíclica Rerum Novarum sobre el trabajo y la política social, fue el primer Papa en ser filmado, celebró el 22° Año Santo y, bajo su pontificado, la Basílica de San Pedro fue iluminada eléctricamente por primera vez.
Con este nombre, el nuevo Pontífice parece evocar un legado de apertura a la modernidad y compromiso social, elementos que marcaron profundamente el pontificado de León XIII.
El papa León XIII, quien fue cabeza de la Iglesia Católica desde 1878 hasta 1903, sentó las bases del pensamiento social católico moderno; abordó los derechos de los trabajadores y el capitalismo al inicio de la era industrial.
Criticó tanto el capitalismo como el socialismo centrado en el Estado, dando forma a una enseñanza económica distintivamente católica.
Otro predecesor, el papa León I, fue conocido por repeler la invasión bárbara de Atila el Huno en el año 452 d.C. y disuadirlo de saquear Roma a través de la diplomacia, según el cardenal italiano Maurizio Piacenza, quien lo comentó a la televisión estatal italiana RAI.
La práctica de adoptar un nuevo nombre se arraigó durante el siglo XI, un período de papas alemanes que eligieron nombres de obispos de la iglesia primitiva por "un deseo de significar continuidad", según el reverendo Roberto Regoli, historiador de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma.
Durante muchos siglos, los nuevos papas tendían a elegir el nombre del papa que los había elevado a cardenal.